Al experimentar
desazón por algo o por alguien, ¿quién, alguna vez, no expresó su bronca con vehemencia? Al
respecto, el diccionario de la lengua española la denomina como una irritación, disgusto o enojo que se da por una
irregularidad individual o social. De ahí las expresiones: “me da bronca” o “tirar la bronca.”
El
tango titulado “Bronca” fue grabado
en julio de 1963. Edmundo Rivero compuso
su música y Mario Battistela es el autor
de la letra que crítica la modernidad por descalificar al decente
y honrado. Rememora a ese otro tango de
Enrique Santos Discepolo, quien allá por el año 1934 adjudica el malestar
existencial al “¡Siglo veinte,
cambalache, problemático y febril…!”
En
el año 1970, Pedro y Pablo, banda conformada por Miguel Cantilo y Jorge
Durietz, autor y coautor respectivamente, interpretan “La marcha de la bronca.”
En ella expresan su
pesadumbre porque: “No puedo ver tanta mentira y tanto desastre
organizado.” “Bronca porque matan con
descaro pero nunca nada queda claro.” Pero,
a pesar de todo, manifiestan su ilusión: “Bronca que también es esperanza…”
¿Las
causas? Pueden ser múltiples y variadas. El acierto está en descubrir los
motivos para proceder racionalmente y acertar equitativas soluciones. En toda convivencia el conflicto siempre está latente. El saber
apaciguar los ánimos depende del nivel de
inteligencia que se tenga y de la buena
voluntad que se brinda. ¿Por qué? Porque: “Con el puño cerrado no se puede intercambiar un
apretón de manos. (Indira Gandhi)
No hay comentarios:
Publicar un comentario