Donde hay vida hay esperanza. (Refrán)
La palabra aborto proviene del latín y significa privación de un nacimiento, interrupción de una actividad o proceso. El dramaturgo estadounidense, cuatro veces ganador del Premio Pulitzer y Premio Novel de literatura, Eugene O´Neil (1888-1953) afirma: “El deber del hombre ante la vida es seguir adelante.”
Se distinguen dos intervenciones abortivas:
La espontánea que no es intencional y la inducida que promueve la supresión del embrión o del feto humano. Ésta es provocada y se aducen razones médicas o decisiones personales, según circunstancias diversas, como en el caso de una violación o argumentos socioeconómicos. El escritor y poeta italiano Giovanni Papini (1881-1956) alega: “La existencia es esfuerzo, es deseo, es dolor.”
Estudiosos del tema aseveran que esa limitación es una realidad compleja de superar por sus consecuencias físicas y anímicas. Con voz firme, el sabio renacentista italiano Leonardo da Vinci (1452-1519) opina: “El que no valora la vida no se la merece.” El dramaturgo hindú Rabindranath Tagoré (1861- 1941) premio Novel en literatura concluye que: “La vida se nos da y la merecemos dándola.”
En todos los casos surgen interrogantes morales y legales, para pensar, comprender y dialogar en lo que incumbe al aborto.
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