viernes, 30 de septiembre de 2022

Sicarios.


“Cómplice y asesino, van por el mismo camino.” (Refrán)

Quienes por encargo asesinan y reciben dinero en pago, son así nombrados. Atentan contra la paz social. En la antigua Roma, estos personajes escondían bajo su túnica la delictiva daga. (La “sica”).

En el año 81 (a C) el Derecho Romano sanciona la “Ley Cornelia” que condena a quien apuñala o envenena. El matador suele ser el ejecutor material de una venganza. El emperador Marco Aurelio (121-180) aconseja que “la mejor venganza es no ser como tu enemigo.”

Las estadísticas constatan asesinatos a pedido, realizados por delincuentes jóvenes o menores de edad. Si bien las normas jurídicas se han de aplicar en toda su vigencia, existen laberintos legales que atemperan las penas. No se equivoca el refrán al decir: “La esperanza del perdón, alienta al pillo y al ladrón.”

Se da el caso de homicidas, profesionales o improvisados, contratados en el extranjero, quienes vienen, cometen el crimen y se van. Esos cometidos son difíciles de probar y a veces aparecen como muertes en ocasión de robo. 

El educador italiano del siglo XIX, Don Bosco (1815-1888) está convencido que “al dar cultura y principios religiosos prevenimos a los delincuentes.” Sugerencia que se apoya en la razón, en la religión y en el amor, actitudes eficaces que disminuyen la proliferación de posibles sicarios.